ELLA.

Son las 19:28h, la clase comienza a las 19:30h, como casi siempre llego algo justa aunque eso tampoco me atormenta.

Con un movimiento de esos ya casi automáticos, paso mi pulsera por el lector y la tecnología resta mi reserva de la clase de Zumba. De 3 plazas disponibles, pasa a 2. Alguien llegará más tarde que yo y otro alguien quizá no llegue, pienso mientras busco un hueco estratégico desde donde poder ver al profesor sin verme demasiado en el espejo.

Que no es que yo baile mal. Que se me da bien. Pero que prefiero no verme cuando me equivoco, o cuando mi cara se enciende a rojo fuego a base de un cardio poco entrenado.

Encuentro un sitio. El sitio. Me dirijo a colonizarlo, pero claro, que he llegado la antepenúltima y una señora que está cañón me mira con cara de "ahívoyyo". Ok. Le sonrío y sigo buscando.

Me voy hacia la otra parte de la sala. No voy a ver nada desde allí y el aire acondicionado me da de pleno, pero tampoco vamos a hacer un drama que yo aquí he venido a desdramatizarme a base de música pachanguera de la que no me gusta pero me gusta.

El profesor dice algo que no escucho y un microsegundo después 28 mujeres estamos copiando sus movimientos. No. Perdón. No somos 28. Somos 27. A mi derecha en la fila de delante está ELLA. Lleva una camiseta azul marino y unas mallas verdes, coleta alta y gafas. ¿Su edad? La que sea.

Y ELLA no es que no copie los movimientos del profesor, es que va por libre. Libre. Es libre. No deja de moverse. Libre. ¿Por qué? ¿Porque no sabe? ¿Porque no quiere? ¿Porque no puede? No me hago ninguna de esas preguntas. Solo la miro. Miro su cara porque tiene una sonrisa que me hipnotiza. Es feliz. Libre y feliz.

ELLA es dueña de su propio sentido del ridículo, tan dueña que, por un momento, siento que las 27 que seguimos al profesor estamos equivocadas. Que la clase no iba de eso. Que la vida no iba de eso. Que hay que ser como ELLA y sacar a tu ridículo a bailar con una sonrisa, con amor. Ser como ELLA es aceptarte, abrazar tus limitaciones... ¡Qué coño! Ser como ELLA es morrearte con tus limitaciones, porque te molas tanto que tu reflejo en el espejo no te asusta y te quieres así, arrítmica perdida. Y punto.

ELLA es ELLA.

Y yo, le rezo.

Aleix Puchalt.